Vivir en la Crítica y el Juicio
No es más feliz el que juzga y critica sino el que acepta y tolera.
No hace falta ni tan siquiera comprender, solo aceptar.
Alguien preguntó ¿Por qué mi vida es tan
gris? ¿Por qué sufro tanto? ¿Por qué me siento injustamente tratada por
la vida? ¿Por qué Dios no me ayuda?
Alguien contestó: ¿Cómo son tus
pensamientos? ¿Qué piensas de ti? ¿Qué concepto tienes de los demás?
¿Vives la vida como quieres y sientes, o lo haces según crees que debes
vivirla? ¿Qué condiciones te has impuesto para ser feliz? ¿Crees que la
felicidad tiene un precio?
Muchas veces las respuestas vienen en forma de más preguntas, que nosotros siempre podemos responder.
Vivir continuamente en la crítica y en el juicio nos lleva directamente a la vida gris y al sufrimiento. Siempre
tendemos a criticar la actitud ajena por no ser como la nuestra, pero
también nos autocriticamos por no haber hecho las cosas como otros
querían. Juzgamos a personas, estilos de vida, países,
pensamientos, ideas…hasta juzgamos a Dios, creemos que no es perfecto y
que nos debe explicaciones a las dificultades de nuestras vidas. Aunque
pensemos que culpando a los demás, incluso a Dios, nos liberamos de
nuestra responsabilidad en la vida, estamos equivocados, porque quien juzga al prójimo o a Dios, se juzga a sí mismo.
No podemos comprenderlo todo desde nuestra mente limitada, debemos ampliar nuestra capacidad de comprensión desde nuestro corazón,
aceptando que estar en esa constante actitud de crítica y juicio nos
debilita y que no nos conduce hacia nuestros deseos, ni a vivir en la
paz que todos nos merecemos, y que Dios, ese Ser al que juzgamos o
negamos, quiere que sintamos. Si queremos ser felices tendremos que
ser flexibles, no endurecer nuestro pensamiento hasta convertirnos en
piedras ásperas y grises. La verdadera fortaleza se encuentra en la
flexibilidad. Hay que seleccionar los pensamientos, no luchando
contra ellos sino aceptando que circulan por nuestra mente y que los
podemos reconocer y dejarlos pasar, para que su lugar lo ocupen
pensamientos de aceptación y tolerancia, libres de condiciones, pudiendo
así, vivir en constante amor.
No es más feliz el que juzga y critica sino el que acepta y tolera.
No hace falta ni tan siquiera comprender, solo aceptar.
Fuente:
https://www.facebook.com/Unas-horas-de-Luz-
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